Paper de la semana: El exceso de confianza sobre el desempeño académico de los hijos puede afectar la inversión clave en la primera infancia
Estudio comprueba que esta confianza excesiva es más notoria en familias pobres, con menor educación, madres jóvenes y minorías étnicas.
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Es un consenso que invertir en educación trae beneficios individuales y colectivos, que van desde la mayor equidad de ingresos y avances en desigualdad de género hasta la construcción de mejores democracias.
Cuando cursaba su doctorado en Economía en la Universidad de Northwestern, Carlos Madeira se dio cuenta de que solo existían análisis económicos de expectativas de educación para estudiantes universitarios y privilegiados. El ahora economista senior de la División de Política Financiera del Banco Central decidió hacerse cargo de lo que ocurría con los alumnos más vulnerables del equivalente a la educación básica y media, "el período más importante en el aprendizaje", defiende.
Tomando como punto de partida una encuesta que hizo seguimiento a 800 familias vulnerables en Baltimore, Estados Unidos, desde que los estudiantes comenzaron las clases a los seis años hasta la adultez, Madeira descubrió que los estudiantes y sus padres son "demasiado optimistas" en cuanto a su rendimiento académico cuando comienzan las clases, algo que plasmó en el estudio "Aprendiendo tus propias habilidades".
Este optimismo excesivo implica que los padres realizan menores inversiones en educación desde la primera infancia, y aunque la confianza exagerada disminuye en la adolescencia -en el equivalente a la enseñanza media-, "ya es demasiado tarde para revertir los años de aprendizaje que se han perdido", alerta el autor.
Madeira relata que las consecuencias de esta menor inversión en la infancia son un peor rendimiento escolar de los jóvenes, empleos de menor calidad, embarazo juvenil y criminalidad. De hecho, casi la mitad de los estudiantes hombres contemplados en el estudio pasaron por la cárcel en su adultez.
Tomás Rau, director del Instituto de Economía de la Universidad Católica, coincide en que no realizar inversiones tempranas puede atentar contra el éxito académico futuro de los niños y en el desempeño futuro en el mercado laboral.
Sugiere que "proveer de información sobre los altos retornos de las inversiones tempranas en la primera infancia podría crear conciencia en los padres y ayudar a disminuir la falta de inversión atribuible al sesgo de exceso de confianza".
El también doctor en Economía en Berkeley afirma que "las inversiones en la primera infancia suelen tener altos retornos y existe una vasta literatura que lo demuestra". Madeira agrega que "las etapas más importantes en el desarrollo de las personas, ya sea en habilidades escolares o extraescolares, son el jardín infantil y la enseñanza básica".
Historia familiar
La confianza excesiva es más notoria en familias vulnerables, con menor educación, madres jóvenes y minorías étnicas. Las estudiantes mujeres, hijos de padres de mayor edad y nivel educacional obtienen calificaciones más altas, pero sus apoderados tienen expectativas similares a los demás, lo que evidencia un menor exceso de confianza de su parte.
"Muchos padres en las familias desfavorecidas son demasiado confiados y no dedican toda la atención y esfuerzo que sus hijos necesitan", explica Madeira. Dice que estos apoderados -según el estudio- dedican pocas horas de su tiempo a jugar, enseñar habilidades o seguir las actividades escolares, en contraste a las familias de más ingresos, donde madres y padres "trabajan muchas horas fuera de casa", pero dedican "mucho más tiempo a los hijos".
Rau argumenta que aunque podría haber exceso de confianza en algunas familias chilenas al tomar decisiones de inversiones educacionales, se necesita un estudio con datos nacionales para concluirlo.
Madeira defiende que los resultados de su investigación se pueden aplicar al país, ya que los sistemas educativos de Chile y EEUU tienen "varias similitudes". Destaca la elevada desigualdad económica, baja participación laboral de las mujeres, segregación entre comunas y escuelas muy heterogéneas en ambos países, y que los ya mencionados son de las naciones OCDE con mayor gasto en colegios privados y escuelas administradas por los municipios, lo que genera desigualdad en la calidad de la educación.